En el centro de San Miguel de Tucumán se encuentra el principal templo de la provincia: la Iglesia Catedral Nuestra Señora de la Encarnación, ubicada frente a la Plaza Independencia y una de las tres iglesias más antiguas de Argentina. En ella es posible ver las urnas donde descansan los restos del general Gregorio Aráoz de Lamadrid y del Obispo Eusebio Colombres, dos personajes emblemáticos de nuestra historia. A pocos metros de allí, por otro lado, se encuentra otro de los sitios de culto más destacados: la Basílica Menor Nuestra Señora de la Merced, donde se conservan la imagen de la Virgen Generala de los Ejércitos de 1812 y el bastón de mando que el General Manuel Belgrano le ofreció a la Virgen, entre otros tesoros invaluables para la Patria.
En el Norte de la provincia, a tan solo 6 kilómetros de Trancas se puede conocer el único sitio de Tucumán que posee el rastro de un santo, el Pozo de San Francisco Solano. Durante todo el año, peregrinos se acercan hasta este sitio de gran significación para aprovechar las aguas curativas que manan de su fuente. En Trancas también es posible visitar otro sitio de gran interés histórico: la Iglesia Sagrado Corazón, que fue testigo de dos importantes acontecimientos: el asesinato del primer gobernador de Tucumán, el General Bernabé Aráoz, y el bautismo de la famosa escultora Lola Mora. Además, si se transitan 30 kilómetros hasta la Sucursal del Cielo, San Pedro de Colalao, se halla otro de los destinos clave: la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes, una réplica de la original en Francia y que se constituye como un valioso sitio de congregación. La Gruta desborda misticismo y en la actualidad invita a disfrutar de un emotivo espectáculo de mapping por las noches.
Al dejar el Valle de Choromoro se emprende viaje hasta otro de los grandes circuitos que ofrece la provincia. Es momento de descubrir los tesoros que esconde el Valle Calchaquí, entre los que se encuentra la Capilla de la Virgen de la Covadonga, un pequeño templo construido con materiales de la zona que encierra una increíble historia. Según se cuenta, este santuario fue encargado por un asturiano que, tras salvar su vida en un accidente, le realizó a la Virgen la promesa de construir un sitio de culto en su honor en un lugar similar a su Asturias natal. Si se viaja un poco más se llega hasta Amaicha del Valle, donde espera la Iglesia San Ramón Nonato, situada frente a la plaza central de la comuna. Este templo fue construido a fines de 1800 y destaca por su fuerte estilo colonial, con techos de madera de cardón y tirantes de algarrobo que amparan su única nave.
La diversidad paisajística de Tucumán es inmensa y nos permite disfrutar del valle y también de destinos donde el verde invade cada centímetro del terreno, como las Yungas. Uno de los imperdibles de este circuito es, sin dudas, la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús de Villa Nougués, una pintoresca capilla de estilo neogótico que posee una belleza singular y se encuentra enclavada entre cerros y lomadas, siendo uno de los parajes más encantadores de la zona. El santuario abre sus puertas para misas y acontecimientos especiales, en caso de querer apreciar su interior. En sus alrededores se puede recorrer un Vía Crucis e incluso visitar una réplica de la Gruta de Lourdes. Al transitar durante 40 kilómetros hasta el paraje El Siambón es posible hallar otro hito del circuito: el Monasterio Cristo Rey, una capilla austera que fue construida por los Monjes Benedictinos con piedras y madera de los ríos y bosques. Allí es posible adquirir dulces artesanales elaborados por los propios anfitriones del lugar, además de compartir con ellos una misa en un marco de paz total.
Para concluir esta travesía por los templos y santuarios de la provincia se debe viajar hasta el sur, un circuito sumamente rico en cultura e historia. El itinerario se inicia en Lules, más precisamente en sus Ruinas Jesuíticas de San José, que se constituyen como un testimonio vivo de la época de la conquista española. El sitio, ubicado sobre la ruta provincial 301, está conformado por una antigua capilla y un convento fundados por la Compañía de Jesús allá por 1670. Allí se encuentran los dormitorios, el almacén, los talleres y el colegio donde estudiaban los indios Lules, e incluso es el lugar donde funcionó el primer colegio público de Argentina. Más hacia el sur se llega hasta otro de los puntos de interés del circuito: la Iglesia de la Villa de Medinas, en Chicligasta, un pintoresco templo cuya imagen más antigua pertenece a la Virgen de la Merced y data de 1600, elaborada con madera y láminas de oro. La última parada del viaje es la Iglesia Jesuítica de San Ignacio de Loyola ubicada en La Cocha, de estilo colonial y construida entre 1746 y 1757 por los indios bajo la indicación de los padres jesuitas. Tal como lo señalan las costumbres de la época, el templo fue emplazado en un sitio elevado del pueblo y perteneció a la reducción jesuítica, la primera en fabricar azúcar en Tucumán.
Aquí concluye la travesía por los circuitos tucumanos, visitando cada uno de los santuarios y descubriendo los secretos de la Ruta de la Fe. ¡Ahora sí estás listo para vivir la Ruta de la Fe a pleno!