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Pozo de Vargas

Pozo de Vargas

Introducción

Con el objetivo de fortalecer la oferta turística de la provincia, el Ente Tucumán Turismo lleva adelante acciones articuladas con la Secretaría de Derechos Humanos a fin de diseñar un circuito histórico que fomente la identificación y visitación de sitios y espacios donde se cometieron o planificaron crímenes de lesa humanidad, tanto durante el Operativo Independencia y la última dictadura cívico-militar (1975-1983) como en otros momentos de nuestra historia. 

Estas acciones, que implicaron la incorporación de señalización y soporte digital para brindar información de relevancia, forman parte de las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia que simbolizan el compromiso del Estado democrático para dar a conocer y condenar los crímenes de lesa humanidad, impulsar el juzgamiento de los responsables y reconocer a las víctimas, los sobrevivientes y sus familiares. 

En estas intervenciones del espacio público confluyen el acompañamiento y la reparación a las víctimas de la represión ilegal y el impulso a la participación de la comunidad en la construcción de la memoria, a fin de que tales hechos lesivos no vuelvan a ocurrir.

Pozo de Vargas

El Pozo de Vargas constituye la fosa de inhumación clandestina con mayor número de identificaciones de toda la Argentina. Está ubicada en la ciudad de Tafí Viejo y funcionó durante el terrorismo de Estado.

El Pozo, que fue construido originalmente para proveer de agua a las antiguas locomotoras a vapor, contaba con 40 metros de profundidad y se encontraba en un primer momento dentro de una finca privada que pertenecía a Antonio Vargas.

En 2001 inició el relevamiento del lugar a partir de los testimonios de tres testigos que indicaron que este era utilizado para ocultar los cuerpos de las personas que habían sido secuestradas y asesinadas durante el Operativo Independencia y la dictadura militar.

El informe con las denuncias sobre la existencia de un pozo de inhumación clandestina se presentó en el Juzgado Federal de Tucumán, lo que dio lugar a una pericia en abril de 2002 y al comienzo de la investigación allí.

Hasta el momento, el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) recuperó del Pozo de Vargas 149 restos óseos, de los cuales 118 ya fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

En diciembre de 2015, el Pozo fue señalizado como lugar de enterramientos clandestinos que funcionó durante el terrorismo de Estado.

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