En Tucumán, el “terroir” tiene alma calchaquí

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 Tucumán es una provincia singular. Pese a ser la más pequeña de Argentina, es una caja de sorpresas que, por su variedad de paisajes e inagotable oferta cultural, ancestral, histórica y arqueológica, es un destino que enamora a propios y extraños. En sus 22.524 Km2, los rotundos cambios geográficos son acompañados por variaciones climáticas igual de pronunciadas, lo cual favorece la diversidad de lugares rodeados de montañas, valles, cerros, ríos, cascadas, y selva que, consecuentemente, llevan a que Tucumán tenga una gran cartera de actividades en la región. Sumado a esta oferta natural el Ente Tucumán Turismo desarrolló una serie de productos turísticos destinados a desarrollar determinadas áreas económicas de diversas zonas con un doble objetivo: fortalecer actividades primarias de la economía regional y realizar acciones de interés para los visitantes. Es bajo esta premisa que nació la “Ruta de Vino”. 
Situada al oeste de la provincia, serpenteando a lo largo de la mítica Ruta 40 en los Valles Calchaquíes, al abrigo de la más acervada tradición en la figura de los pueblos originarios e históricos enclaves precolombinos, se encuentra la “Ruta del Vino” tucumana. El microclima de esta región se caracteriza por una gran amplitud térmica, con jornadas diáfanas y de escasa humedad, producto de su imponente altura que alcanza los 3.000 metros sobre el nivel del mar en algunas zonas. Todas estas características, además de impactar directamente en las cualidades de los vinos, ofrecen un hábitat de sosiego con gran valoración por parte de los visitantes.
A lo largo de los 100 kilómetros por los cuales se extiende la zona vitivinícola, las bodegas y productores ofrecen degustaciones maridadas con gastronomía típica de la región, alojamiento de alto nivel y actividades especiales que combinan el mundo gourmet con eventos culturales, deportivos y recreativos. Todo ellos realza un calendario cada vez más poblado de actividades.
Además, se pueden disfrutar de recorridos por tesoros arqueológicos heredados de las culturas precolombina y jesuita: El Pichao, Ruinas de Cóndor Huasi, Talapaz y la Ciudad Sagrada de Quilmes. Todos estos testimonios históricos conviven en armonía con la tradicional pero evolucionada industria vitivinícola de la región. Es por esto que las visitas a los productores de la zona son una experiencia completa, que trasciende el concepto clásico de parcelas aisladas en pos de un paisaje armónico y unificado.
La marca “Vinos del Tucumán” fue creada para fortalecer la impronta que el Valle Calchaquí le otorga a los vinos de la provincia. Las particularidades de nuestro terroir dicen tanto de nuestros vinos como su cepa.
Valores como las riquezas de un paisaje único, un clima ideal para el cultivo, el capital humano y la ventaja de ser una de las zonas de producción vitivinícola más altas del mundo reflejan en cada botella de vino tucumano lo que en esencia lo hace distinto: una experiencia diferente.
Gracias al esfuerzo mancomunado de la Cámara de Bodegueros de Tucumán, la Comisión de Economía y Producción de la Legislatura de Tucumán, el Ente Tucumán Turismo y el Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP); todos actores directamente relacionados a la industria, se logró la sanción de tres leyes vinculadas a la actividad vitivinícola, acompañando el desarrollo de la actividad en todas las etapas productivas: plantación y cultivos de viñedos, elaboración, fraccionado y comercialización; y también explotando la faceta turística que la industria ofrece a través del enoturismo.
Las bodegas tucumanas que pueden visitarse en la Ruta del Vino son: Las Arcas de Tolombón, Chico Zossi, Posse, Finca La Churita, Albarossa, Altos la Ciénaga, Finca La Silvia, Cooperativa “Los Zazos”, Bodega Comunitaria “Los Amaichas” (perteneciente a la  Comunidad Indígena Amaicha del Valle), Cerro El Pelao, Valle de Choromoro, Río de Arena, Las Mojarras, Tukma, Trapani, La Constancia y Budeguer.
Todos los factores están en la mesa, los vinos tucumanos tienen materia prima de calidad, una sanidad de los viñedos como en pocos lugares del país, una marcada amplitud térmica, bajísimo régimen pluvial y una irradiación solar intensa.

                                                                                 Terroir


Caracterizada por ubicarse en una de las zonas vitivinícolas más altas del mundo, el área central del Valle Calchaquí recibe inviernos fríos y veranos calurosos, mayormente secos, y con abundante exposición solar. Su suelo, arenoso y con frecuencia pedregoso, es permeable y profundo, lo que vuelve a la zona ideal para el riego por goteo, aunque también se encuentran lugares de riego por “manto”. En todos los casos, el agua de deshielo de las cumbres favorece la calidad de la uva.
Los casi 3.000 metros, donde sólo los cóndores vuelan, junto a sus óptimas condiciones de suelo, agua y luz, brindan a los paladares más exigentes vinos con una impronta única, logrando concentrar cada botella la personalidad de una provincia que proyecta su grandeza en cada varietal.

                                                                               

                                                                             Un poco de historia


La tradición vitivinícola en la provincia se inició en el Siglo XVI. Ya en el Siglo XIX comenzaron a elaborarse vinos para el mercado de la mano de la variedad Criolla Chica.
A partir de 1910, Baltazar Chico (principal productor de la época) expandió la superficie de viñedos gracias a canales de riego y represas, logrando hacia la primera mitad del siglo XX exportar vinos a los países limítrofes.
En la actualidad, la superficie de viñedos alcanza las 89 hectáreas, en las cuales hay implantadas uvas de las variedades Tannat, Malbec, Syrah, Bonarda, Torrontés y Cabernet Sauvignon. Todas cepas de gran producción a nivel nacional y mundial, pero distintas de todo lo conocido gracias al carácter esencial del Valle Calchaquí.
Desde el 2012, por iniciativa conjunta del Ente Tucumán Turismo y del Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP), junto a pioneros de la actividad como Chico Zossi y Alberto Guardia, se formó la Cámara de Bodegueros y Viñateros de Tucumán.
Otro hito fue la creación de la Ley Provincial que tiene como objetivo fomentar, a través de la exención impositiva a inversores y el asesoramiento a inversionistas, la producción vitivinícola en la provincia.

 

Fecha de Publicación
11-05-2015