El Algarrobo: una planta que originó tejidos y sueños
El Algarrobo: una planta que originó tejidos y sueños
Conocé este taller artesanal en Amaicha del Valle.

Hace muchos años que Hugo Astorga vive del arte que crean sus manos. En ese mismo lugar, tiempo atrás, se alzaba un imponente algarrobo que una crecida terminó por llevarse. “Por eso mi taller se llama así. Es parte de mi historia”, cuenta el artesano afincado en Amaicha del Valle e integrante de la Ruta del Artesano “Manos del Valle Calchaquí”.
Hugo comenzó a dedicarse al tejido en una etapa en la que no tenía trabajo, y pronto descubrió en este oficio una verdadera fuente de crecimiento personal. “Tengo piezas tejidas por mis abuelas que tienen más de cien años, y un día pensé que si ellas podían hacerlas, yo también podía”, recuerda el artesano, quien se inició en esta actividad de un día para el otro. Aprendió por sí mismo, observando a otros tejedores y prestando atención a sus técnicas.
Hoy se especializa en la elaboración de tapices tejidos y teñidos en una amplia paleta de colores, utilizando en algunos casos los yuyos que crecen en la zona, como las chilcas, y la resina del algarrobo, esa planta tan representativa que incluso dio nombre a su taller. “En los diseños de los tapices trato de respetar la simbología de nuestra cultura ancestral”, afirma Hugo, que a través de sus artesanías busca mantener vivas las costumbres de su pueblo.
“Esto me costó muchos años, pero lo logré, y hoy puedo decir que vivo de esto y lo sigo sosteniendo”, concluye Hugo, cuyas manos que posan suavemente sobre el telar revelan el trabajo paciente y minucioso de más de cuatro décadas dedicadas al arte textil.



