Ruta de la Fe - Sur Tucumano
Ruta de la Fe - Sur Tucumano

La religión se constituye como un componente esencial para la visita de ciudades y países en todo el mundo con la fe como principal motor. Tucumán no es la excepción y en cada uno de sus circuitos turísticos podrás encontrar sitios y templos de gran valor religioso, histórico y cultural.
En el Sur Tucumano se erigen testimonios del pasado jesuítico de la provincia como las Ruinas de San José de Lules, formadas por una antigua capilla y un convento fundados por la Compañía de Jesús en 1670 y la Iglesia Jesuítica de San Ignacio de Loyola en La Cocha, un verdadero tesoro histórico. De un notorio estilo colonial, típico de la orden, su construcción estuvo a cargo de los indios bajo la indicación de los padres jesuitas.
Por otro lado, destacan la Catedral Inmaculada Concepción, la Iglesia de la Villa de Medinas, enclavada en una de las poblaciones más antiguas del interior de la provincia, y el Parque Temático Galería de la Veneración situado en Famaillá.
El Paseo del Milagro de Monteros
En el sur tucumano, más precisamente en la ciudad de Monteros, existía una capilla en la que se veneraba a la imagen de la Virgen del Rosario. La imagen sagrada había sido traída por Don Juan Espinoza de los Monteros, uno de los expedicionarios que llegó junto a Don Diego de Villarroel. Espinoza era el mayordomo de la cofradía del Rosario, y por ende era un devoto de esta advocación.
En 1715 o 1716, la capilla se había arruinado y la imagen fue traladada al rancho de la familia de Espinoza, sitio al que los vecinos acudían constantemente a invocar la valiosa intercesión de la Santísima Virgen. En mayo de 1719 sucedió un acontecimiento que conmovió a los pobladores del paraje. Un grupo de mujeres devotas habían acudido a rezar a la Santísima Virgen del Rosario pidiendo el pronto regreso de sus familiares soldados, cuando el 29 de mayo los presentes vieron que la imagen sagrada había comenzado a sudar. El color de su rostro había cambiado visiblemente: un lado se había tornado intensamente encarnado y sudaba y lloraba por ese ojo. El otro lado, en tanto, permanecía pálido. Fue en cuestión de minutos que el mismo efecto se replicó en el lado opuesto hasta que su manto quedó completamente empapado. El hecho duró tres días.
En la actualidad, en la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de la ciudad de Monteros se encuentra el acta de ese milagro que tiene por objetivo difundir esta historia. El templo, ubicado frente a la plaza central, es un edificio de un gran valor arquitectónico construido con elementos del eclecticismo con gusto neorrománico, lo que le da notoriedad en el centro de la ciudad. Además de la imagen milagrosa, en el interior de la iglesia se exhiben piezas de importante valor artístico religioso como el Cristo Yacente, obra de Teódula Quevedo de Guzmán, y una pila bautismal tallada en mármol de carrara que fue donada por la matrona tucumana Adela Savini de Remis.


