Tucumán se prepara para los Carnavales Federales de la Alegría

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Es sabido que el carnaval es una celebración pública  que tiene lugar inmediatamente antes de la Cuaresma. Disfrazarse, pintarse la cara y festejarlo es un acto que se remonta a la antigüedad y existen algunas evidencias de que el pueblo sumerio ya realizaba este tipo de festejos hace 5.000 años. Sin embargo, para los argentinos en general y para los tucumanos en particular, el carnaval ha adquirido nuevos significados: se ha convertido en un pasatiempo que ocupa durante meses a niños y jóvenes, alejándolos de los malos hábitos. Además congrega a familias enteras para los ensayos y la preparación de trajes y carrozas y une a las barriadas que durante algunos días se esfuerzan por ser los mejores anfitriones. “Desde fines de enero nos preparamos, ensayamos todas las noches, para escapar del calor y porque muchos trabajan hasta tarde, pero felices nos preparamos para los carnavales”, cuenta Adrian, un joven de la ciudad de Lules que entusiasmado recibe a la prensa en su casa junto a Ana Palavecino. Estas palabras describen y justifican el esfuerzo que significa volver a celebrar los carnavales en la Argentina. Este año será  su tercera edición desde que se reincorporaron al calendario de feriados, que la última dictadura militar eliminó en 1976. Se celebrará en al menos 190 localidades del país con fiestas callejeras y expresiones culturales típicas de cada lugar. Tucumán no será ajeno y con un mes de anticipación comienzan los preparativos que van desde los ensayos hasta la confección de trajes y disfraces que niños, niñas, jóvenes y adultos lucirán durante los festejos. En Lules, ciudad ubicada a 21 km de la capital tucumana, conocida por su producción de frutilla, arándanos y su histórica iglesia Jesuítica, se prepara desde fines de diciembre para los festejos que están organizados por la Municipalidad de Lules y que un año más integrarán la ruta de los Carnavales Federales de la Alegría. Durante tres días, 1, 2 y 3 de marzo, las noches serán más largas en las calles que rodean a la plaza principal de la ciudad. En los talleres de Victor Pistán, un loco lindo y soñador que lleva el carnaval bajo su piel, se cosen alrededor de 400 metros de telas y se bordan unos 11 kg. de lentejuelas en cintos y corpiños y 10 kg. de perlas para los caderines de las bailarinas. “Llevamos meses seleccionando a los jóvenes del barrio para que participen como reinas y pasistas (la responsable de llevar el ritmo de la murga). Aquí la familia se integra, porque creamos los trajes y custodiamos que nuestros hijos tengan una actividad sana para realizar”, cuenta el vecino que abre todos los años las puertas de su casa para armar la batucada del barrio. La mayoría de las comparsas del municipio tienen entre 150 y 300 personas. En tanto, las batucadas están compuestas casi en su totalidad por varones que alistan sus instrumentos del año pasado y otros reciclan los suyos con baldes, latas de dulces y tachos de 10 litros. “Aquí todos colaboran, hacemos rifas para los trajes. Todos los años digo que no participo más pero después llegan los chicos del barrio y termino aflojando, siempre hago lo mismo”, señala entre sonrisas Patricia, una vecina de Lules. Famaillá, conocida como la capital Nacional de la Empanada por ser la ciudad que alberga todos los años su Fiesta Nacional, tiene una apuesta más fuerte y comercial. Aquí el municipio invierte en traer comparsas de provincias vecinas y del interior como Corrientes, Entre Ríos, Salta, Santiago del Estero y hasta Brasil. El encuentro moviliza por noche unas 30.000 personas y se desarrolla en varias cuadras en una especie de corsódromo, creado para la ocasión, por las calles del municipio. “Nosotros cobramos entradas, lo organizamos con mucha anticipación y le ponemos muchas fichas porque incide en la actividad económica de nuestra ciudad” resalta la directora de turismo de Famaillá, Delia Fiad. La ciudad recibirá el carnaval el 28 de febrero, 1, 2 y 3 de marzo. “Con los carnavales salimos de las cosas feas, es una actividad sana y nos ayuda en la unión como barrio”,  explica Sebastián Ruiz integrante de la comparsa “La Fusión 20-13”, un claro ejemplo de lucha y de fortaleza. Esta batucada que cuenta con 70 integrantes se reúne desde fines de noviembre y fabrica sus propios instrumentos. “Si los compramos gastaríamos por bombo unos $3.000, con un tacho y algunas radiografías bien tensadas quedan de maravilla”, cuenta emocionado el joven famaillense. Por el barrio Eva Perón la realidad es muy similar a la de casi todas las barriadas: las familias ayudan en los armados y se alistan desde principios de enero. Aquí, la comparsa “Los Piratas y su esmeralda” enseña nuevos ritmos todos los años que componen a oído y crean sus instrumentos con accesorios muy originales haciendo música para que las bailarines dejen todo en el asfalto. En la Ciudad de San Miguel de Tucumán, los corsos son interbarriales y solo hay un encuentro que reúne a casi todas las comparsas. Este se lleva a cabo en la Plaza Independencia para dar paso al color de las bailarinas y los bailarines. En Tafí del Valle, los corsos serán en la Av. Presidente Perón durante los primeros días de marzo. En Amaicha coincidirán con la Fiesta Nacional de la Pachamama, cuyo epicentro se vivirá en la plaza principal, donde la harina, la albahaca, la pintura y las botellas de agua se apropiarán de las tardes del pueblo. En el caso de Yerba Buena, será la primera vez que se lleven a cabo los carnavales, por iniciativa del Presidente del Ente Tucumán Turismo, Bernardo Racedo Aragón, responsable de coordinar este año los Carnavales Federales en Tucumán. La ciudad jardín, como se la conoce, se prepara para llenar de color las avenidas floreadas y las plazas del municipio. Así se prepara Tucumán para recibir nuevamente al carnaval: con la emoción y la ansiedad de miles de personas que permanecen expectantes a la llegada de la festividad. Estos preparativos hablan a las claras de que no fue en vano recuperar los carnavales, donde cada tucumano pone su fin y encuentra en esta actividad su propio fundamento. Lo que si queda claro es que alistarse no está de más. Hay que prepararse para las plumas, los sonidos y las noches interminables. Tucumán no se quedará atrás y brindará un carnaval para la familia, lleno de magia, alegría y sobre todo inclusión.

 

Fecha de Publicación
21-02-2014